En una Orden que tiene más de 800 años, celebrar 70 pudiera parecer irrelevante; sin embargo, al ver el trabajo floreciente e incansable realizado por nuestros frailes a lo largo de estas siete décadas en América Latina, claro que vale la pena festejar la acción evangelizadora de los conventuales en la región, y a la vez aprovechar la oportunidad para reflexionar sobre los escenarios latinoamericanos y del Caribe en los que la OFMConv. hace su labor.
Fue así como –en el contexto de los 70 años de la llegada de nuestra Orden a América Latina– la MireFALC (Ministerio de Relexión de los Hemanos Menores Conventuales de América Latina) ideó organizar un Congreso celebrativo. El encuentro tuvo lugar en Río de Janeiro (Brasil), del 13 al 17 de Julio de 2016. La actividad se planificó de forma muy detallada y con una logística que no dejó nada al azar; todo el encuentro transcurrió muy fluidamente, y esto se evidenció a lo largo de los cuatro días en que se desarrolló. Contamos con la oportunidad de escuchar excelentes ponencias, tanto a cargo de hermanos frailes, como de otras personas seglares (y hasta de una hermana Clarisa, que dejó momentáneamente su clausura para hablarnos del aporte femenino al franciscanismo). Tuvimos desde enfoques muy sistemáticos y académicos, hasta apreciaciones muy experienciales y anecdóticas. Lo cierto fue que hicimos un esfuerzo por repensarnos críticamente, y a partir de esa reflexión crítica discernir nuevos desafíos y líneas de acción. La metodología fue dinámica y variada: trabajamos en grupos, propusimos ideas, tuvimos contacto con el mundo virtual, compartimos ricos momentos litúrgicos, nos distendimos con espontáneas recreaciones fraternas, y más. Las jornadas fueron bastante intensas; iniciábamos con la eucaristía matutina y finalizábamos al crepúsculo. Todo esto en un clima festivo y de agradecimiento. Ni siquiera los límites lingüísticos fueron obstáculo para disfrutar de una comunicación expresiva y transcultural.
Nuestro Ministro General, y su Definitorio, tuvieron una participación muy sentida a lo largo del Congreso; y lo mismo ha de decirse de cada uno de los ministros regionales, de los hermanos frailes que sirven en el episcopado brasileño (tres de los cuales compartieron en el Congreso), y de los demás hermanos participantes (70 aproximadamente). Todos fuimos testigos (y artífices) de una hermandad muy franciscana. Este tiempo lo vivimos como una oportunidad privilegiada para compartir intuiciones, ideas y propuestas carismáticamente inspiradoras, que nos ayuden a discernir nuevos horizontes formativos y pastorales. Generamos preguntas a las que tratamos de buscarle respuestas conjuntas y contextualizadas: ¿Qué entendemos por Nueva Evangelización? ¿Qué interpelaciones nuevas surgen de nuestros contextos hodiernos? ¿Cómo forjar una vida franciscana más evangélica y testimonial? ¿Qué imagen queremos transmitir de nosotros mismos?
En suma, experimentamos muy sencillamente aquella exhortación de San Francisco: «Y, dondequiera que estén y se encuentren los hermanos, muéstrense familiares mutuamente entre sí» (Rb VI, 7). Esta familiaridad fue el buen sabor que nos dejó el pasado Congreso de Rio. Nuestra presencia conventual sigue madurando en estos pueblos latinoamericanos; damos gracias al Buen Dios por ello. Fue hermoso echar un vistazo hacia atrás para examinar algunos fragmentos de nuestra memoria histórica, y no lo fue menos divisar la gran tarea que tenemos en frente: América Latina y el Caribe –con sus luchas, sus colores y sus esperanzas– seguirán desafiando nuestro proyecto carismático/evangélico, y nosotros queremos responderle con opciones y propuestas creativas, como lo hicieron en su momento los hermanos de la primera hora.
el texto en español: fr. Marcos Quesada
fuente: www.ofmconv.net