En el Ecuador el que tiene suerte se llama suertudo. Entonces San Juan es suertudo. Ha podido oír, ver, contemplar y tocar a Jesús. Después anuncia lo que ha visto y oído. Tú también puedes ser suertudo, si oyes y contemplas a Jesús. Luego no olvides de anunciar lo que has escuchado y contemplado.